Es un tratamiento de nutrición dérmica que está formado por un cóctel de vitaminas. Las más comunes son las vitaminas A, B, C y E, y a menudo se acompañan de otros compuestos como el ácido hialurónico e incluso algunos aminoácidos. Todos juntos consiguen que la piel gane en hidratación y luminosidad en el mismo momento de la aplicación.

Se administra mediante inyecciones en la dermis (la capa intermedia de la piel), las que conviene repetir un par de veces al año.

El potencial de este procedimiento radica en que las vitaminas para el rostro poseen un efecto antioxidante que ayuda a combatir los daños que se relacionan con el envejecimiento. De ahí que sea posible elegir y combinar las que mejor hagan frente a los problemas del paciente.